¡Hola!

Soy Luisa, artesana y creativa textil, el alma y las manos detrás de Biloba.  De raíces gallegas, en casa crecí con el ruido de la máquina de coser de mi madre, los hilos y restos de tela esparcidos y las revistas de El Mueble siempre en la mesita del salón.

Me formé como traductora y, si bien es cierto que en otro momento de mi vida hubiera elegido otra carrera, no me arrepiento de esa elección. Trabajar como traductora me ha dado la libertad de vivir en otros lugares y de abrir mi mente conociendo otras culturas, otras formas de vida y de hacer. Por eso viajar es una de mis grandes pasiones.

Fue precisamente en una etapa de esa “vida nómada”, concretamente en 2015, cuando surgió en mí una profunda necesidad de crear un hogar más personal, acogedor y cálido.

¿Y sabes cuando escuchas una voz dentro de ti que te empuja a hacer algo, aunque no sabes muy bien de dónde sale? En mi caso, esa voz me llevó a meter el hocico en el ganchillo. El proceso me atrapó y a partir de ahí sentí muchísima curiosidad por seguir aprendiendo otras técnicas textiles: el macramé, el tejido en telar, el teñido de fibras con tintes naturales, etc.

Me di cuenta de que crear con mis manos me aporta muchísima calma y satisfacción y me introduce en una especie de trance en el que las horas literalmente vuelan. Así fue como el conocimiento de estos saberes ancestrales se convirtió en mi gran pasión.

Me considero una persona muy sensible, con una gran capacidad para apreciar la belleza de lo que me rodea. Me entrego por completo en cada proceso creativo y lo que sale de mis manos es una parte más de mí. Mi humilde forma de aportar al mundo es ofrecer más naturalidad, autenticidad y bienestar y transmitir el amor por lo que hago. Este es también mi propósito de vida.

Volar por el mundo también me hizo apreciar el verdadero valor de mi tierra y su sabiduría ancestral, valorar el contacto con mi gente, mis orígenes… Después de casi 10 años viviendo en otros lugares, las circunstancias me trajeron de vuelta a mis raíces. Actualmente, mi vida y mi taller están en mi Laxe natal, un pequeño pueblo marinero situado en plena Costa da Morte, en A Coruña. Aquí la vida transcurre de una forma más calmada y puedo disfrutar más del contacto con la naturaleza. Esto se refleja también en mi energía y creatividad. 

En mi opinión, todos deberíamos tratar de conquistar, en la medida de lo posible, nuestra vuelta a las raíces y la vuelta a lo natural.